jueves, 2 de diciembre de 2010

Entre rojo y verde

Anoche se jugó la primera final de la copa Nissan Sudamericana y todos o casi todos conocemos el resultado, 2 a 0 a favor del local, el descendido Goias. Enfrente los de enfrente ( soy de Racing ).
Sufrí con cada ataque del Goias y con cada replica del Rojo. Con esto quiero comentar que si de sufrir se trata, estoy en estado, estoy acostumbrado. Esta final tiene una importancia relevante, no es solo una final más, sino que tiene el condimento de que quien gane tiene el pasaje para jugar la Copa Libertadores del 2011. Pero hay un extra, ¿que sucede si gana el Goias? Recordemos que un equipo que actúa en 2° división no puede participar en la Copa. Y el Goias, descendido está.
Recuerdo que la última participación de la academia fua allá por el 2003... Hace mucho tiempo. Y nada me gustaría que ver el cilindro ardiendo con un partido de Copa.
Solo faltan 90 minutos más de sufrimiento, de angustia, de incertidumre, de agonía. Son solo 90 minutos, para nosotros, hinchas de Racing, que son 90 minutos más... una bicoca.
Pero no todo está en manos ajenas, sino que nosotros tenemos que hacer lo nuestro en el torneo local, y para ello, como siempre hay que ganar...
Que ironía, porque necesitamos que pierda o empate el Rojo en una copa que no jugamos y nosotros ganar en un torneo en el que hasta hace poco (la edición anterior) peleábamos la permanencia, la angustia...
Si será caprichoso este futbol, que nos da estos condimentos semana a semana. Una semana somos hinchas del verde y otra del que nos convenga. ¿Yo me pregunto será siempre así? ¿ Cuando llegará el día en que no nos fijemos en otros resultados ? Que nos importe nuestro club. Que disfrutemos de una final sin intereses. Creo que no sería fútbol, más bien lo veo como cricket o beisbol.

El martes siempre gana.

Hay una canción que se llama "No me gustan los lunes" de Bob Geldorf, cuenta la historia de un niño que llevó un arma a la escuela y mata a varios de sus compañeros.
En el juicio el juez le pregunta: "¿Porque hiciste eso?" y el niño le responde "Porque no me gustan los lunes...".
A mi sin embargo no me gustan los martes, pero no tengo intención de hacer daño, de ningún tipo. Simplemente no me gustan, se ven tristes, grises, apagados.
Martes por la mañana, encuentro un abismo en la cama, un vacío, imposible de llenar, solo está su ropa de cama y las arrugas de las sábanas, testigos de una noche de amor. Pero ella no está. Se fue. Salió. Si es cierto, volverá mañana, miércoles, pero será otro día. El miércoles me devolverá lo que el martes me arrancó. El lunes me dice que mañana ella se irá, silenciosa. Abrirá la puerta y partirá, solo deberé conformarme con su voz en el teléfono o un mail que finaliza con un te amo.
Las horas del martes son mas largas que de cualquier otro día y mucho más que las de un fin de semana. Han pasado muchos martes, infinitos, demasiados, y ni aún así logré aprender a ser feliz sin ella. ¿Cuantos martes más tendré que sufrir?
Me duele saber que otro martes se acerca, otra vez extrañaré sus besos, sus caricias. Es el martes maldito que me quita su amor, para después devolverlo el miércoles. Casi como una pelea de niños tironeo con los martes, no quiero ceder, sin embargo, el martes siempre gana, aunque después, al día siguiente sea yo el afortunado. Martes, te advierto que llegará el día en que no me podrás separar de ella y ese martes conocerás el dolor, la tristeza, la desazón. Ese martes recuperaré la sonrisa y el martes será para mi como los otros, el mejor día de mi vida.