jueves, 28 de enero de 2016

El brazo sangriento

A juzgar por el título, puede ser un brazo lastimado, un brazo dañado en un accidente, un brazo herido en una caída más torpe que inútil, pero sin embargo es el llanto del brazo mismo que ruega ser querido, mimado, bien tratado.
El mudo grito de pedido, de rezo, de imploración que el brazo le hace al ser humano. La sangre son las lágrimas que derrama aquel codo que en lugar de incrustarse en el pómulo de un adversario cirucnstancial en un partido de cancha barrosa, o en la vagina de alguna señorita, que entrega su cuerpo por un rato a cambio de viles billetes, o que estuviera a punto de impactar en la humanidad de la anciana que desgarciada e infeliz, que saliendo de su tapera, llena de cucarachas , mugre, arañas, humedad, paredes grices de frituras en grasa, saliendo decía, en busca de una esperanza, una ayuda, una mano que le tendiera alguna persona que se apiade de su miseria, le diera algunos pesos para poder llegar , aunque más no sea, a fin de la semana.
Volviendo al momento en que la vieja abre la puerta, sin siquiera imaginarse que venía esa masa humana lanzada a la carrera, tratando de lograr lo imposible, tratando de alcanzar otra mole de hierro que transporta las mismas miserias de la anciana, pero multiplicado por miles, y reflejado en sus rostros tristes, sucios, cansados, agotados de ser siempre, la variable de todos los ajustes mundiales. Aca voy a hacer un desvio para después volver. Me quedo con esta imagen congelada, ahora que DirecTV me permite pausar en vivo ( y quien sabe algún día me permita pausar la vida misma ... ), decía me quedo con la imagen de un gigante de 115 kgs. corriendo a toda velocidad, tratando de alcanzar el tren que estaba a punto de partir de la estación, una anciana que, con las llaves de su casa olorienta en la mano y una bolsa de plástico, vacía, colgada en la muñeca derecha, se aprontaba para salir, el día lluvioso, húmedo, gris, triste y las caras dibujadas en la ventanillas del tren, que miran el eterno y repetido paisaje diario, el mismo que ven todos los días, sin advertir que sucedería en un instante.
Si bien los ojos de los pasajeros estaban clavados en la loca carrera del "gordito" con barba candado, que intenta disimular su verdadera identidad, el pensamiento estaba en el deseo de cada uno, que imagino será, un celular con pantalla de 10 pulgadas con camara de fotos de 10 megapixeles y la innovadora función de reconocer la cara del perro del dueño, o quizás, el TV LCD para ver ganar el equipo de sus amores, o porque no, en como cagarle al dueño de la fábrica algún producto que le permita hacerse de 100 pesitos, sin culpas, justificandose que trabajan como nadie, durísimo y que son merecedores de varios 100 pesitos... que el "tronpa" les retacea, justificandose en cuanta crisis haya conocido. Que llamativo, no ? ambas partes tienen razones, casi infinitas, para justificar su proceder, el empleado por su lado tiene mil razones por las cuales debería afanar, y el patrón , la misma cantidad de razones, con el mismo objetivo, currarlo.
¿No será que se trata de eso? de chafarle al otro, teniendo razón, para no sentirse culpable.
Bueno, les dejo la duda, amigos míos.
En fin quería solo detenerme en ese instante en donde todos los pasajeros miraban al gordito corriendo, pero en realidad su cabeza estaba en otro lado. Pensando ...
Otra cosa que se me vino a la cabeza es que este obrero de la fábrica que sale de su laburo cansado, triste, amargado, agotado de la misma rutina, que se juega el destino y la ilusión en cada número de la Quiniela... ya tenía su destino marcado y digitado mucho antes de que entrara a trabajar por primera vez a esa empresa, ya alguien había decidido por él que iba a trabajar en un taller , una matriceria, un local, donde sea, ya estaba sentenciado, y lo peor es que el no lo sabía, ya habían decidido su historia sin habersela consultado, ya tenía destino, su ficha se jugó y el no puede decidir que camino tomar, piensen en esto.
Para que la fábrica funcione necesita empleados, que van a cobrar un miserable sueldo, por un laburo duro, demoledor, cansador, que lo harán trabajar 1000 horas extras si la empresa lo necesita, y lo mandará a casa, suspendido o le adelantará las vacaciones si la empresa así lo decide, le dará vacaciones, así vuelve descansado para seguir adelante con su tarea, pero volvamos ... tomará los trabajos más duros, más cansadores, más toscos en forma directamente proporcional al tiempo que ha pasado estudiando. Está condenado a viajar en los mismos trenes por años y años, la esperanza se resume casi a un polvo con su señora y a un gol de su querido equipo el domingo por la tarde, escuchará decenas de promesas políticas y empresariales que va a mejorar su vida, pero ninguna será concretada, volverán a ilusionarlo las próximas elecciones, visita el Carrefour con frecuencia, tratando de sentirse amo y señor, ilusionandose en cada góndola, pero es solo fugaz, corto, el lunes tiene que volver a laburar.
Ojalá que yo algún día pueda decidir mi futuro, y no dejar que se lo timbeen los empresarios e industriales poderosos que vienen a invertir, a darnos migas de las tortas que se llevan. Para eso estoy estudiando, quiero preparar la torta yo, y comermela, compartirla con quien quiera.

Bueno, no la dejemos a la vieja ahí adentro. El tren se mueve, como si le dan un empujoncito de atrás, en ese instante la vieja abre la puerta y el gordito reacciona , la vieja sale a la vereda, girando para cerrar la puerta endeble, con la llave que tenía en la mano. Él no puede frenear, y trata de esquivarla, ella gira la cabeza al escuchar las bufadas de la mole, y ve una estela que pasa por el rabillo del ojo izquierdo, cuando gira la cabeza hacia la derecha, escucha el resbalón de las Topper de tenis blanca sobre la vereda y ve como esa enorme estructura, lucha por mantener la vertical, pero indefectiblemente cae pesasda sobre unos pastos, llenos de mierda, mojados por la lluvia, el brazo raspa largos 2 metros sobre la vereda rota, el tren que sigue tomando velocidad, pero los ojos que miraban la escena, traen al inconsciente del mas allá ( quien sabe donde estaba paseando ) a sentarse con ellos. La escena les despierta una carcajada, el brazo sangra, el tren se va, la vieja se agacha, el gordito le mira la entrepierna y los pechos caídos, arrugados, luego le clava la mirada en los ojos, ella se da cuenta que necesitaba atención, el se da cuenta que no necesita pagar ...
La vieja se incorpora para abrir la puerta, él para demostrarle que la caída no le afecto su virilidad. El brazo pide a gritos que lo mimen. El ahoga el grito para no demostrarle a la vieja que se estrmece.

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