domingo, 9 de abril de 2017

Remontada histórica, jueves a la noche

Noche apenas fresca, de a poco fueron llegando uno tras otro, sin embargo Beto estaba primero, no importa a que hora lleguen, Beto está primero, siempre. Cualquier otro convocado o invitado, seguro llega segundo.
Se hacía la hora del partido y casi todos en cancha haciendo unos movimietos pre competitivos, estiramientos varios, otros atraídos por el imán esférico, no podían dejar de darle algunos toques suaves, como para ir entrando en confianza, como afinando la puntería. Haciendose amigo con la pelota.
Noche de remera sin lavar, claros vs oscuros sería la solución al descuido o al olvido de la semana anteriror.
Las camisetas se quedaron atrapadas en la bolsa de nylon. Nadie las recogió, y pasaron una semana junto a Enrique y sus reproches al gobierno actual. Fueron mudos testigos de los quejidos por las actuales medidas económicas y habrán escuchado mil veces la palabra paro. Ese jueves de paro que para muchos quedará marcado por un evento violento o por no haber ido a laburar, pero para otros, el destino le tenía guardado una sorpresa.

Los equipos ya se habían repartido en la cancha, claros para acá , los oscuros para allá, algún reporche, que si que no. Comienza el partido. Empiza la magia, el mundo parece detenerse en ese instante, nada más importa, ni dolores ni preocupaciones, es como un agujero negro que absorve toda la energía del universo y solo queda una poca para iluminar el predio. Más allá está el río, seguro se asoma para espiar alguna jugadita, se emociona con alguna jugada, o se soprende con algún gol. Seguro, está pendiente del almanaque, quiere que sea jueves para vernos venir a jugar.

La luna allá arriba, en la platea, no se mueve, no pestañea. Mira atenta, no creo que sea de ninguno de los dos equipos, ama el futbol y se sienta cómoda junto a las estrellas a mirar, a disfrutar, a gozar. No le importa si se juega bien o mal, le importa ver todo lo que el futbol significa para esos doce locos, que se reunen jueves tras jueves, como si fuera la primera vez. El rito de las camisetas y el armado de los equipos. Si fue o no lateral y si Bauza sigue o se va. Le gusta ver todo.

Futbol, arranque de partido impreciso pin pam pum, gol de los oscuros, 1 a 0. Algunos tibios reproches de los claros, vuelve a comenzar.
La misma camiseta, 2 a 0 en 2 minutos. Caras de preocupación y la temperatura de los reproches subía, tanto como la felicitación para el goleador, hasta el momento 100% efectivo, dos toques, dos goles, dos alegrias, dos puñaladas.
Saque del medio, el equipo claro intenta darse algunas indicaciones para armarse en defensa y evitar... Ni siquiera me deja terminar el relato, que llega el tercero, repite la fórmula el goleador, ya habían anunciado "hoy se lleva la pelota..." caras de felicidad, de sopresa en el equipo oscuro,  no podían creer con que facilidad y rapidez tomaron ventaja. La misma sopresa pero con desazón, esta vez, los claro se miran entre sí tratando de encontrar alguna explicación, todo era desconcierto. El río se golpeaba la frente, como en un gesto de "no puede ser... está en su noche".
Todo parecía encarrilarse para el equipo oscuro, y contrariamente el equipo claro ya estaba totalmente descarrilado, llegó el cuarto, anotado por quien sino, por el mágico, en su noche de gloria, se lo dedicaba a la luna, al río, a Dios, al universo, a todos, señalaba a quien le había dado el pase, Beto, el que siempre llega primero.
Ya, en ese instante, el equipo claro quería transitar el sendero de la resignación. Casi sin reproches, cabezas bajas, mirando la alfombra, Gus les había marcado cuatro goles en un puñado de minutos, estaba encendido, Anibal imparable, entraba por izquierda con gambeta rápida, pase abierto, centro al medio... Gol, y gol , y gol...  parecía ser el método oscuro. El claro, nada, ese parecía ser su método, nada.
La luna ansiosa, expectante, miraba a cada detalle. Vio transpirar a Carlos, vio el gesto de Dany, revoleando la derecha al cielo, quejándose del aramado inicial y los cambios de último momento, vio la cara de Gus y la preocupación de Gonza. Marian... sin consuelo. Vio que el arquero se sacaba los guantes, pero no alcanzó a escuchar que decían.
Cero cuatro abajo, cambio de arquero, parecía ser la receta que..., gol.
Cinco arriba los oscuros, cinco pepas, el botín izquierdo de Gustavo tenía destino de vitrina cristalina, iluminada por un haz de luz brillante, como su noche, como sus sueños.
La frutilla del postre, trepada guapa por izquierda, define con zurda al segundo palo, nada que hacer para el arquero, seis cero, Anibal marcaba y el partido parecía encaminarse para una goleada histórica, terminar quizás con el arco en cero, todo podía suceder a partir de ahí.
La luna seguía sorprendida de tanta belleza en la jugada, el río, caprichoso se golpeaba la frente y decía, se contagió de Gus... Tibios aplausos de aliento en el equipo claro, Beto gritaba fuerte, para que duela más, "seis arriba, seis !!! ", remarcaba para que no queden dudas quien manda en casa. Seis parecían ser las estacas blancas que cubrían la alfombra verde renegrida, como la esperanza y el ánimo del equipo claro.
El partido comenzó a jugarse cada vez más cerca del arco de Dany, el arquero, arquerazo, que parecía titánica la imagen parada en el arco, no importaba desde donde patearan ni lo fuerte que lo hicieran, era impenetrable, infranqueable.
Sin embargo por un rato largo, se jugó frente a ese arco y el ceño fruncido de la luna mostraba la preocupación del equipo oscuro, entraron las dudas, los yerros y al fin un gol. Casi sin festejo, los claros se pusieron a 5 de diferencia. Fue entonces que el partido sufrió un cambio, un vuelto, un volantazo, cambió de dirección. Los goles claros empezaron a llegar uno tras otro, la pelota empezó a correr por el piso, se sintieron un equipo y como en primavera la ilusión comenzó a reverdecer. Los reprochen cambiaron de camiseta y ahora los oscuros eran quienes se reprochaban entre sí. La pelota recorria el campo, triangulando y los goles acortaban la diferencia, sin recursos, sin métodos, los oscuros no llegaban o sin peligro, y los gritos de Silvio empezaron a ganar decibeles, tratando de despertar a su equipo.
Empate con gusto a victoria, seis a seis. A esa altura era heroíca. Pero pareció no alcanzar el apetito de los claros, que fueron en busca de más. Llegó uno y otro más tras una subida de Dany por derecha, centro y gol de Marian. Pero el destino, caprichoso jugaba su última carta, noveno , definitivo y lapidario gol, marca el resultado final. Histórica remontada de los claros, la luna temblaba de emoción, el río no lo podía creer, el destino sonreía, cómplice, miraba sobre hombro, sabía que había burlado a Beto una vez más, cuando allá por el seis a cero, pensó en irse ganador, como en los últimos diez partidos. Caprichoso como él solo, se sabía dueño absoluto de la bola de cristal que maneja el destino de todo el universo, el destino se marcha a descansar, y le regala a cada uno el sueño que se merece, a soñar muchachos a soñar y disfrutar que se ganaron en buena ley esa alegría inmensa de saber que hicieron historia, disfruten, que el jueves próximo, les tengo preparada otra historia.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Brasil, decime que se siente...

Una tarde fría a fines de los 80, surge la consulta, "che, ¿a que hora juega la selección?". La respuesta no tarda en llegar, " a la' cinco". Eran ya las 15.40 y tenía al menos una hora y minutos de viaje, con el tiempo justo, con los segundos contados, el reloj me jugaba en contra. Corro hasta la estación de Retiro, terminal Belgrano norte, miro de reojo el cartel que informa la hora y la plataforma que indica la partida del próxmio tren. Saco el boleto, apuro el tranco. Suena la bocina de la locomotora, que espanta a las palomas de la estación, el guarda agita una especie de pañuelo verde. El cual dudo que el máquinista pueda verlo a mas de 100 mts de distancia, trepo en el último vagón. El viaje dura alrededor de una hora, pasa por varias estaciones, un túnel largo y ruidoso, olores y sonidos de los más diversos. Vendedores de todo, se ganan la vida ofreciendo chocolates, cuadernos, lapiceras, ilusiones, reza con voz aguda y penetrante: " ... para le bolsillo del caballero y la cartera de la dama". Extiende la última a exageradamente. El tren llega a Villa de Mayo, sin esperar a que frene totalmente, salto y corro con la mochila al hombro las 3 cuadras que separan la estación de mi casa. Corro por las veredas rotas, esquivo los pozos, los perros raquíticos. Cruzo la calle de tierra, llena de cascotes, dejo la diagonal y encaro por Tres Arroyos, ya veo mi casa, falta poco. El frío hace la carrera mas densa, no hay nadie o casi nadie en la calle. Tarde gris, nublada. Media cuadra antes de llegar, ya tenía la llave del candado en la mano, como queriendo calentar el metal para no tardar ni un segundo de más. Abro el portón, vuelvo a poner el candado, corro los últimos 10 mts. hasta la puerta de atrás, otra cerradura en mi camino, otra llave. Voy hasta la cocina, enchufo la tele, tiro de la perilla de volumen y presiono la tecla 13. La última de abajo. En escasos 10 segundos comienza a tejerse una imagen verde, aparecen los equipos con el sonido del himno nacional. !Gracias a Dios, no empezó todavía!. Este relato sucedía una y otra vez, cada vez que jugaba la selección, corría para verla, daba gusto, daba placer, emoción, cada ataque parecía medio gol, el juego fluía, los rivales parecían esos pozos, o perros que eran gambeteados con facilidad. Los goles parecían que desgarraban la red de donde estuviera amarrada. Tenía la sensación que ellos dejaban todo para ganar y les dolía perder. Sentía que amaban ponerse esa camiseta, cargada de gloria y pasión, y por nada del mundo renunciarían a faltar a una sola cita. Seguramete es exagerado pensar eso. Pero creo que esa era la senación. Los tipos daban siempre un poco más. Un poco más acá en el tiempo, Agus mirando un programa por Netflix, Luky jugando con sus amigos on-line, Pauli colgando la ropa recién lavada y yo cocianando, escuchando la radio. El comentarista dice "... vamos que se puede, me gusta como juega, como pone Masche..., bien el fideo por el frente de ataque".
Instantes después, algún ignoto futbolista brasilero, clava un golazo al ángulo, inatajable para el arquero.
Faltaban 20 para terminar el primer tiempo.
"A comeeerrrr.." yo estiraba las letras como el vendedor ambulante, pero sin voz aguda.
Unas hamburguesas sobre la mesa, una latita de cerveza, mucho ketchup y mayonesa completaban la mesa, el humo oficiaba de nube en la cocina y el relato de Walter Nelson de fondo llenaba los silencios de la mesa.
Agus se va a dormir y Luky vuelve a jugar con sus amigos. Rápido de reflejos, corto dos porciones de queso y dulce, me las sirvo y me dirijo a la tele con la inmensa ilusión de que el segundo tiempo podemos darlo vuelta.
Me siento, tomo el control, lo apunto a la tele y aparece una trompada que me da de lleno en la ilusión, en la esperanza, veo un BRA2 - ARG0.
¿Como, cuando, donde? ¿Será un error del videograph?. No sería la primera vez que se equivocan.
No señor, no hay error. En todo caso, el dígito junto a BRA debería ser aún mayor. Me cuenta Ariel Sinosiain, de prolija corbata celeste e inmaculada camisa blanca. Dice que es merecido el resultado y que en unos instantes nos va a mostrar como llegó el equipo de amarillo a tomar esa ventaja en el tanteador.
Paula vuelve del baño, y me dice que le avise cuando termina el partido así vamos juntos al cajero. Horario singular para ir al banco.
Sin decir palabra alguna, pienso, que el partido ya había terminado hace rato. Pero viste como es esto, la ilusión y la fantasía no se doblegan ni con 300 goles. Siempre guardo esa luz de esperanza, que esto se puede revertir, se puede cambiar. Les dí crédito, les dí la chance de convertirse en héroes, tenían 45 minutos para matar o morir por esa camiseta celeste y blanca. Llena de gloria. Los 11 que llevan esos colores, eran dueños absolutos de mi sueño, dar vuelta un 0-2 en Brasil no era imposible. Difícil, pero nunca imposible.
Le doy un mordisco a una de las porciones de queso y dulce ( de batata ). Trato de convencer a Pau que se quede junto a mí, en el sillón. Pero la contorsión de su cara, la expresión de su voz, el gesto de su mano, me hicieron sentir que vió la más horrorosa imágen que un ser humano haya visto a lo largo de su historia, la de la humanidad.
Nada cambió en el segundo tiempo, las imágnes del técnico reflejaba el ánimo del equipo, el lenguaje corporal reflejaba lo que sucedía en el campo, la impotencia se hacía presente en cada jugada y el ruego del relator para que finalice el partido ponía en palabaras el mensaje de los jugadores, de los hinchas.
Nada cambió, mi ilusión y mi esperanza dio el suspiro final con el gesto de árbitro señalando el círculo central y el silbato agudo, frío, terminó con el sufrimiento, con la agonía, fue el tiro de gracia.
Mi gran duda es, que cambió en todos estos años, desde que yo corría, desesperado, con el corazón latiendo a dos mil, desde la estación a mi casa, hasta anoche en que miré, casi por casualidad, el segundo tiempo, solo porque Agus se fue a leer y las hamburguesas se acabaron rápidamente.
Muchas cosas, seguramente, pero la más preocupante de todas, a mi entender, el fuego, la garra, las ganas, la infinita pasión con la que jugaban aquellos guerreros contra el desgano, el poco compromiso. Algunos dirán llegaron a la final de la copa del mundo. Que jugaron dos finales de Copa América. Yo me arriesgo decir, que les falta eso que le sobra al vendedor de golosinas y lapiceras que despierta a todos en el vagón para vender, para llevarle la comida a sus hijos todos los días.
"Pau, ¿vamos? ... ya terminó el partido...!!!".

martes, 11 de octubre de 2016

The String

Nota previa:
Este cuento fue el resultado de un momento trágico en mi vida, como los caminos se cruzan en algún punto decidí escribir un cuento para ir a leer a la escuela de Agus.
Quiero mencionar que es mi primera entrada en inglés, idioma en que quería escribir hace mucho tiempo, pero nunca me decidí, hasta ahora.
Espero que les guste, lleva una gran carga emocional tan alta, que se me hace muy difícil terminar de leerlo sin que se me anude la garganta.
Dedidcado a mi gran amigo del alma, Horacio.


It was a cloudy, summer afternoon, somewhere in the countryside. Close to a stream.
There was green frog, jumping, singing for the rain to come,
suddenly a flying bee came and said
- “Why are you jumping so high?”.
The little green frog answered “I want to reach the sky…”
-        “Why?”
-        “I want to pull the string from the cloud and make it rain”


-        “But, you need to jump higher, let me help you”
-        “Yes, please”
The bee tried to help the frog to reach higher, but they couldn’t make it rain.
A bird that was flying back to his nest, saw the frog and the bee, and stopped to see what was going on.
-        “Hi, my friends, do you need any help?”
-        “Yes, this frog need to reach the cloud, he wants to pull the string and make it rain”


“Mmmm… I think I can help”
-        “Thanks” the frog said.
-        “You are very nice” added the bee
-        “Jump to my back and let’s try to go higher”
The bird flew for a while, and the frog saw a view like never before, he was used to jump not far from the floor or swim into the stream, but he never went to fly.
The little frog was surprised, he looked everywhere and was so happy that forgot about the rain, the cloud or the string.
-        “It is ok here?” asked the bird.
-        “No, no yet, a little higher” said the frog.
-        “Ok”
The frog wanted to enjoy this flight more time. The bee was bored and fall asleep. The bird kept flying but didn’t get where they were going to.
The frog started to shout very loud:
-        “I am flying…!!! Yes “with a very long s and swinging his right arm.
The bee woke up and looked the frog and asked:
-        “Where is the rain?”
-        “I am sorry, I don’t see any rain” said the bird.
-        “Never mind, thank you for trying, I never thought that I could fly, I don’t need any rain, all I need is friends like you, friends that show me a new world, even when I was looking for a string”.


jueves, 28 de enero de 2016

El brazo sangriento

A juzgar por el título, puede ser un brazo lastimado, un brazo dañado en un accidente, un brazo herido en una caída más torpe que inútil, pero sin embargo es el llanto del brazo mismo que ruega ser querido, mimado, bien tratado.
El mudo grito de pedido, de rezo, de imploración que el brazo le hace al ser humano. La sangre son las lágrimas que derrama aquel codo que en lugar de incrustarse en el pómulo de un adversario cirucnstancial en un partido de cancha barrosa, o en la vagina de alguna señorita, que entrega su cuerpo por un rato a cambio de viles billetes, o que estuviera a punto de impactar en la humanidad de la anciana que desgarciada e infeliz, que saliendo de su tapera, llena de cucarachas , mugre, arañas, humedad, paredes grices de frituras en grasa, saliendo decía, en busca de una esperanza, una ayuda, una mano que le tendiera alguna persona que se apiade de su miseria, le diera algunos pesos para poder llegar , aunque más no sea, a fin de la semana.
Volviendo al momento en que la vieja abre la puerta, sin siquiera imaginarse que venía esa masa humana lanzada a la carrera, tratando de lograr lo imposible, tratando de alcanzar otra mole de hierro que transporta las mismas miserias de la anciana, pero multiplicado por miles, y reflejado en sus rostros tristes, sucios, cansados, agotados de ser siempre, la variable de todos los ajustes mundiales. Aca voy a hacer un desvio para después volver. Me quedo con esta imagen congelada, ahora que DirecTV me permite pausar en vivo ( y quien sabe algún día me permita pausar la vida misma ... ), decía me quedo con la imagen de un gigante de 115 kgs. corriendo a toda velocidad, tratando de alcanzar el tren que estaba a punto de partir de la estación, una anciana que, con las llaves de su casa olorienta en la mano y una bolsa de plástico, vacía, colgada en la muñeca derecha, se aprontaba para salir, el día lluvioso, húmedo, gris, triste y las caras dibujadas en la ventanillas del tren, que miran el eterno y repetido paisaje diario, el mismo que ven todos los días, sin advertir que sucedería en un instante.
Si bien los ojos de los pasajeros estaban clavados en la loca carrera del "gordito" con barba candado, que intenta disimular su verdadera identidad, el pensamiento estaba en el deseo de cada uno, que imagino será, un celular con pantalla de 10 pulgadas con camara de fotos de 10 megapixeles y la innovadora función de reconocer la cara del perro del dueño, o quizás, el TV LCD para ver ganar el equipo de sus amores, o porque no, en como cagarle al dueño de la fábrica algún producto que le permita hacerse de 100 pesitos, sin culpas, justificandose que trabajan como nadie, durísimo y que son merecedores de varios 100 pesitos... que el "tronpa" les retacea, justificandose en cuanta crisis haya conocido. Que llamativo, no ? ambas partes tienen razones, casi infinitas, para justificar su proceder, el empleado por su lado tiene mil razones por las cuales debería afanar, y el patrón , la misma cantidad de razones, con el mismo objetivo, currarlo.
¿No será que se trata de eso? de chafarle al otro, teniendo razón, para no sentirse culpable.
Bueno, les dejo la duda, amigos míos.
En fin quería solo detenerme en ese instante en donde todos los pasajeros miraban al gordito corriendo, pero en realidad su cabeza estaba en otro lado. Pensando ...
Otra cosa que se me vino a la cabeza es que este obrero de la fábrica que sale de su laburo cansado, triste, amargado, agotado de la misma rutina, que se juega el destino y la ilusión en cada número de la Quiniela... ya tenía su destino marcado y digitado mucho antes de que entrara a trabajar por primera vez a esa empresa, ya alguien había decidido por él que iba a trabajar en un taller , una matriceria, un local, donde sea, ya estaba sentenciado, y lo peor es que el no lo sabía, ya habían decidido su historia sin habersela consultado, ya tenía destino, su ficha se jugó y el no puede decidir que camino tomar, piensen en esto.
Para que la fábrica funcione necesita empleados, que van a cobrar un miserable sueldo, por un laburo duro, demoledor, cansador, que lo harán trabajar 1000 horas extras si la empresa lo necesita, y lo mandará a casa, suspendido o le adelantará las vacaciones si la empresa así lo decide, le dará vacaciones, así vuelve descansado para seguir adelante con su tarea, pero volvamos ... tomará los trabajos más duros, más cansadores, más toscos en forma directamente proporcional al tiempo que ha pasado estudiando. Está condenado a viajar en los mismos trenes por años y años, la esperanza se resume casi a un polvo con su señora y a un gol de su querido equipo el domingo por la tarde, escuchará decenas de promesas políticas y empresariales que va a mejorar su vida, pero ninguna será concretada, volverán a ilusionarlo las próximas elecciones, visita el Carrefour con frecuencia, tratando de sentirse amo y señor, ilusionandose en cada góndola, pero es solo fugaz, corto, el lunes tiene que volver a laburar.
Ojalá que yo algún día pueda decidir mi futuro, y no dejar que se lo timbeen los empresarios e industriales poderosos que vienen a invertir, a darnos migas de las tortas que se llevan. Para eso estoy estudiando, quiero preparar la torta yo, y comermela, compartirla con quien quiera.

Bueno, no la dejemos a la vieja ahí adentro. El tren se mueve, como si le dan un empujoncito de atrás, en ese instante la vieja abre la puerta y el gordito reacciona , la vieja sale a la vereda, girando para cerrar la puerta endeble, con la llave que tenía en la mano. Él no puede frenear, y trata de esquivarla, ella gira la cabeza al escuchar las bufadas de la mole, y ve una estela que pasa por el rabillo del ojo izquierdo, cuando gira la cabeza hacia la derecha, escucha el resbalón de las Topper de tenis blanca sobre la vereda y ve como esa enorme estructura, lucha por mantener la vertical, pero indefectiblemente cae pesasda sobre unos pastos, llenos de mierda, mojados por la lluvia, el brazo raspa largos 2 metros sobre la vereda rota, el tren que sigue tomando velocidad, pero los ojos que miraban la escena, traen al inconsciente del mas allá ( quien sabe donde estaba paseando ) a sentarse con ellos. La escena les despierta una carcajada, el brazo sangra, el tren se va, la vieja se agacha, el gordito le mira la entrepierna y los pechos caídos, arrugados, luego le clava la mirada en los ojos, ella se da cuenta que necesitaba atención, el se da cuenta que no necesita pagar ...
La vieja se incorpora para abrir la puerta, él para demostrarle que la caída no le afecto su virilidad. El brazo pide a gritos que lo mimen. El ahoga el grito para no demostrarle a la vieja que se estrmece.

miércoles, 27 de enero de 2016

Mi cuñado Luis

Todo era color de rosa, la vida me era simpática, sonriente, cariñosa, cálida. El orden estaba en todos los rincones de mi vida, el éxito era mi mejor amigo.
Me sentía el número uno, no había sombras en el horizonte. Era el centro del universo. Nada podía ir mal. Mi familia me admiraba, entre ellos mi suegra me hacía sentir el yerno favorito, me enviaba tortas, llamaba con frecuencia, se interesaba por mí, que más podía pedir, lo tenía todo, tenía la atención de mi suegra.
Una tarde de verano, en la pileta después de impresionar a todos con mis charlas e historias, piruetas, tengo que ir al baño. Al salir del mismo escucho sin querer una conversación, donde mi cuñada confesaba que estaba saliendo con un tal Luis.
Al poco tiempo, Luis aparecía en sociedad. Amable, un tanto tímido. Flaco. No lo veía como un rival de fuste, nada de que preocuparse.
De repente, algo cambió. Los llamados comenzaron a cesar, las tortas se convertían en porciones y luego en mezquinos despojos o sobras. El centro de ese universo comenzó a desplazarse y ese poder de atracción, ese brillo se mudó hacia la figura de Luis, sin estridencias ni maravillas fue conquistando los corazones de mi familia.
Sin importar cuan sofisticados fueran mis comentarios, ya nadie me prestaba atención. Comencé a hacer cosas más histriónicas, más extravangates, tratando de recuperar esa posición perdida. Pero nada de eso dio resultado. Luis con sus comentarios básicos, llenos de vacíos, con gestos primitivos, adustos, ropa simple, siguió, sin proponérselo siendo el más festejado. Se robó ese centro tan amado por mí. Mi suegra lo llamaba y charlaba largas horas, nombraba a Luis por su nombre y se dirigía a mí, simplemente por "él" o "vos" chasqueando los dedos. Todo el tiempo resaltaba las bondades sus bondades, lo que hacía y lo bien que había hecho al dejar otras cosas de lado, todo era perfecto, sus actitudes, sus maneras, sus silencios, sus parcos comentarios, sus tristes miradas, el reflejaba la sencillez, simpleza. Mi familia, esperaba ansiosa la llegada de Luis cada domingo a los asados. Esa disputa era como un puñal a mi amor propio, sentía que el mundo se me venía encima y no podría detenerlo con nada. Ni siquiera podía envidiarlo porque el no sabía que me había robado ese tesoro tan preciado, el reconocimiento de mi familia, especialmente de mi suegra.
Luis, sin saberlo se llevó lo más importante. Todo. Ser el centro de atención de los asados del domingo. Antes solo esperaba ese mediodía para sentirme yo. Pero ahora, ni siquiera soy eso. Quizás lo peor de todo es saber que el ni siquiera se lo propuso, ni lo soñó, ni lo pensó, ni lo planeó, como yo planeaba durante la semana cada frase, cada remera, cada pantalón, cada movimiento de mi cuerpo, cada gesto.
Él simplemente era Luis. Hoy, a la distancia entiendo que ese encanto que trajo fue su mejor "arma" para luchar el cetro tan ansiado por mí, el reconocimiento de mi familia y por sobre todo, el de mi suegra. Su ser genuino me venció. Tan genuino él, que no participa más de los asados familiares. Los asados casi extintos como mi reinado. El tiempo se llevó los recuerdos, pero la tristeza permanece ahí. Con cada timbre del teléfono, corro hacia él, ilusionado de oir la voz de mi suegra, pero el llamado no llega, la ilusión se renueva todos los días. Añoro esos asados, donde mi nombre sonaba en cada charla. Ahí suena el teléfono otra vez, espero que sea un asado más.-


viernes, 18 de diciembre de 2015

Que significa el gol (punto de vista del arquero)


-La pelota se va por línea de meta, saque de arco del equipo local...

Durante mucho tiempo me estuvo rondando en la cabeza, la definición de gol, en general, mis puntos de apoyo son las definiciones, sin ellas me encuentro perdido, son mi brújula en la vida.
De modo que me dedico a buscar definiciones, en este caso, voy a intentar encontrar la definición de gol.
Tareas complicadas si las hay, dado que las definiciones, son, por naturaleza, personales y por ende, puede que la definición que encuentre, no satisfaga al resto. Sin embargo me alcanza si me convence.
Podemos ver a los niños de 2 o 3 años que apenas comienzan a caminar, a mantener el equilibrio, pateando una pelota, el grito de la criatura es sencillamente gol. No es ni pelota, ni patear, es gol. Será por la simpleza de la palabra, por la facilidad de pronunciarlo, con su escazo voculabulario, no lo sé, pero dicen, simplemente, gol.

-Va a patear el guardameta, hoy vestido con camiseta blanca, pantalones y medias verdes, botines negros... Retrocede cinco pasos, se agacha para acomodarse las medias, primero sube la izquierda y luego la derecha, se erige sobre la vertical, hace un gesto con la mano izquierda, como corriendo un velo invisible...

En inglés, "goal" significa, meta, logro. Convertir un gol, es llegar a la meta, lograr el objetivo, es como el premio mayor, es casi lo mismo que para aquel niño que apenas podía caminar, sacar la sortija en la calecita. Luego de tantas vueltas, el premio es la sortija, es el gol.

-Se acerca con una lenta carrera los cinco pasos y patea la pelota hasta el centro del campo de juego, los jugadores forcejean para intentar capturarla ...

Quienes amamos el fútbol, disfrutamos de los goles, tanto como los sufrimos, pero claro está, el festejo de unos, es a su vez, la tristeza rival. Con este concepto casi binario de las sensaciones, donde parece no haber grises, vaya si los hay, quedarían neutralizadas las emociones, pero porque entonces es que amamos algo que pareciera a primera vista ser neutro. Nadie ama el jabón de lavar la ropa o un reactivo para piletas de natación, salvo el o los dueños de las empresas que los producen. En fin, quisiera ir más allá, quisiera llegar a la línea de meta y revisar de que se trata el gol. Y cuando digo gol, me refiero específicamente al gol de un partido de fútbol, de un partido cualquiera, el que se juega en cada potrero o canchita improvisada o el gol del equipo de tus amores.

-La baja de pecho el talentoso chino Cruz, gira, domina el balón. Abre juego hacia la derecha para la proyección del wing...

Pelota mojada y escurridiza, campo polvoriento, pelota pesada, caluroso crepúsculo, arcos de ropa y bolso, arcos de ramas semirectas atadas con alambre, camisetas de 1000 colores, torsos desnudos, transpirados, zapatillas agujereadas, chanfle descalzo. Nada importa si la excusa es el futbol, esposas rezongonas, novias celosas, mañanas heladas, lluvias eternas, canchas poceadas, que importa todo el entorno, si el futbol se está por jugar, y algún gol está por llegar.

-Cerruti amaga ir por afuera, quiebra su gruesa cintura, engancha para adentro y deja descolocado al marcador.

(A mi particularmente me gustan más los goles que tienen una jugada atrás que merezca el premio del gol. Si es de penal, también me gusta, si es de tiro libre, me gusta un poco más.)
Vamos a ponerle un poco de pasto, camisetas, jueces, líneas blancas bien marcadas, arcos, red, banderines, algunos mirando al rededor, pelota bien inflada, y a jugar... un partido de domingo a la tarde, muchas ganas de jugar, el sol cae a pleno sobre el campo, no hay viento, ni nubes, el día perfecto para jugar al futbol, partido con amigos, pero dentro de la cancha, los "amigos" ya no son tales si tienen la camiseta rival.

-El "gordo" Cerruti enfrenta al que viene a cerrar, intenta tirarla larga, pero se arrepiente, levanta la cabeza...

Pitazo del árbitro, comienza el juego.
Partido normal, de ida y vuelta, sin fricciones. 0 a 0 , 17 minutos del primer tiempo. Jugada por la derecha, centro atrás, de arremtida y con tiro bajo, los de rayitas se ponen 1 a 0. Festejo moderado, recriminaciones del equipo liso, se escucha "esa marca era tuya", y contesta el señalado "yo venía tomando al 8 que entraba solo ..." Nadie tiene la culpa, el equipo pierde 1 a 0. Confían en que la "estrella", el distinto, los salvaría. Riki. Una jugada , un amague, un desborde, como tantas otras tardes, los iba a salvar. Riki. El diferente, ese a quien todos se apuran a elegir, ese que supo festejar torneos en los barrios, el mismo que tenía destino de primera, pero por esas cosas que tiene la vida, no pudo o no quiso llegar, ese que soñó con ser ídolo en su club, ese mismo, Riki, digno de ser la figurita difícil del torneo metropolitano del 70 y algo, Riki tenía el as de espadas para manejar el destino del partido.

-Mete la pelota en cortada, al pique de Ardilla, alto, zancudo, mete pique corto, puntea la pelota, y la adelanta, casi entrando al área.

Primero, un tiro por arriba, pasa cerca, "uuuuuhhhhhhhhhhh", se agarraba el poco pelo, aunque un tanto largo.
Después, mete un bombazo que da en el palo derecho y el rebote pega en un defensor, deriva en corner.
Riki, ya empezaba a levantar temperatura, era el tipo de partido que le gustaba jugar. Ya empezaba a hacerse dueño del campo, de la pelota, de las decisiones, nadie la discutía nada. Convencido que pronto iba a llegar el empate, sus compañeros lo alentaban.
"¡¡¡Vamos Riki, vamos ... che!!!", "¡¡¡bien Riki, bien ahí...!!!", "¡¡¡dale Riki, dale, seguí así...!!!".
Riki sabía que podía hacerlo. Estaba plenamente convencido. Disfrutaba esta sensación de saber que en sus pies estaba la posibilidad de dar vuelta el partido. Había un goce extraño, un morbo, una perversión, en jugar a dar ventaja para después el solo ganarlo, y con ello, llevarse la gloria. Riki, ganador de mil partidos, sabía que este no era la excepción.

-Da la zancada con derecha y le queda para la zurda, ojos bien abiertos, mira al arquero, infla sus pulmones, parpadea. El cabello enrulado, mojado en transpiración, cae sobre la frente, y las puntas vuelan como pequeñas serpentinas marrones, medias negras, botines gastados.

El partido avanza, y los rayitas se defienden como pueden, no había nada en juego, era un partido más de domingo, como tantos otros, esos que jamás se borrarán de la memoria, y sellarán para siempre como un conjuro implícito, su eterna amistad. Esos partidos que solidifican y fortalecen los vínculos, más allá del resultado. Es el fútbol el que consolida la amistad. Es la pelota, el sol que atrae a esas almas que rondan solitarias por ahí, como un magnetismo mágico, las atrapa, las absorve, las une. No habría amistad ni amigos verdaderos si no fuera por la pelota. Serían conocidos, o allegados... pero amigos, lo dudo.
Saque lateral para los lisos, Riki recibe de pecho, baja la pelota, gira, con una gambeta corta, limpia a 4 rivales, adelanta la pelota y desde el borde del área le pega, con el empeine derecho, le da de lleno a la pelota, el único destino posible, era el gol, todos los lisos sabían que era el empate. Riki cerró los puños. Ya comenzaba a pensar en el próximo gol. Ya levantaba ambos brazos al cielo.
Parado, en puntas de pie, el arquero, no había intervenido mucho, algunas dudas. La pelota empezó a acelerarse y se dirigía directamente al ángulo derecho en busca de la red, el corazón late más fuerte, la adrenalina se dispara a niveles fuera del rango de medición, los músculos se tensan, el aire ingresa a los pulmones, y los pies comienzan a despegarse del suelo, el cuerpo se inclina copiando la trayectoria del cometa de cuero, el brazo derecho, intenta acariciar el sol, la pelota transita el recorrido en línea recta desde el nivel del piso hasta la unión del palo- travesaño, las 24 miradas (convengamos que el arquero no ve la pelota ) observan desde ángulos y distancias diferentes, cada uno tendrá su versión, su foto, su historia. El arquero vuela en la misma dirección en que se dirije el balón, ya se comienzan a oir las primeras ges, todavía ahogadas, pero listas para ser acompañadas por unas largas oes, muy largas, tan largas como la angustia sostenaida desde que los lisos marcaron el tanto. Quieren gritar fuerte el gol, abrazarse, darse ese impuslo anímico, para mostrarle a los rivales que están vivos en el partido y listos para ganarlo.

-Zapatazo cruzado, a media altura inatajable, se mete en el arco, 4 a 2. Sale por la parte rota de la red.
Ya termina, la pelota se va lejos.

La palma de la mano derecha alcanza a impactar la pelota, ahí, a centímetros del ángulo, Riki incrédulo, seinte que esa palma le dió un cachetazo en la mejilla, un jab en la quijada, ceño fruncido, las ges se ahogaron definitivamente, las oes nunca vieron la claridad del sol y se enredaron en las cuerdas vocales, ni hablar de los embriones eles. Ese cúmulo de grito y desahogo se transformó en bronca e impotencia, los rayitas sin embargo gritaron como si fuera un gol, un golazo.
El arquero cae, abre los ojos, una descarga eléctrica le recorre la espina dorsal, lo deja inmóvil por un instante, la piel se eriza, solo atina a incorporarse, batir un par de palmas, y grita, "vamos, vamos, hay que marcar y cerrar bien ahí..." . Una alegría inmensa lo invade, la sensación es indescriptible, venció a Riki, juega con amigos, disfruta como nadie lo que hace, siente que nació para ello, sabe que muere por jugar cada partido, también sabe que algún día no podrá calzarse los guantes, por eso disfruta mucho más y en silencio, pero con una emoción infinita y con lágrimas que inundan sus ojos, lo que quizás sea una de sus úlimas atajadas.
La pelota de la cancha vecina invade el área, le gritan "arquero, arquero ...", con una breve sonrisa, ojos mojados, emocionado, con la piel todavía erizada, la devuelve. De la otra cancha le agradecen el gesto. La mano duele como si se la hubiera pisado un camión, se estira el dedo mayor hasta hacerlo sonar. Es un dolor como otros tantos, pero, la alegría de jugar con amigos no se empaña con nada. Ni siquiera con el dolor más fuerte. El goce supera todo sufrimiento.

Gol no siempre es cuando la pelota pasa la línea del arco. Para mí, gol es cuando no pasa.

Según el reglamento de Fifa ( página 35 ) http://es.fifa.com/mm/document/footballdevelopment/refereeing/81/42/36/log2013es_spanish.pdf

Gol marcado 
Se habrá marcado un gol cuando el balón haya atravesado completamente la línea de meta entre los postes y por debajo del travesaño, siempre que el equipo anotador no haya cometido previamente una infracción a las Reglas de Juego.











jueves, 23 de abril de 2015

... dedicado a mis amigos

Quiero dedicárselo enteramente a mis amigos. Sin nombres propios, pero quien o quienes lo lean sabrán que compartieron conmigo ese momento único, inolvidable, sublime, mágico... pero por sobre todas las cosas, irrepetible... Ya tengo los ojos cargados de lágrimas.

Desde niño disfrutaba jugar en la vereda, en la calle de tierra, a la bolita o a la pelota, a veces venían a buscarme, y el mágico: "Javiiiiii, vamos a jugar a la pelota ?"  (Ya estoy llorando y no puedo parar... )
Otras veces ibamos a buscar a otros a sus casas... también para ir a jugar o andar en bicicleta. Teníamos varios lugares donde jugar. El campito, la vereda, a la vuelta, el baldío, en lo de tal, a la casa de tal. Todo era jugar y divertirse. Cazábamos sapos y renacuajos en la zanja llena de agua de lluvia.
Cazábamos mariposas, a los policias y ladrones, futbol de vereda, uno contra uno, con pelotita de esponja.
Jugábamos hasta que no se veía más, el sol decía basta, nos sentábamos en la vereda a ver las estrellas, el cielo, lleno de "bichitos de luz", esperando alguna estrella fugaz, mirando la luna y soñando con el futuro. Pasamos carnavales, inviernos, veranos, cumpleaños, fiestas, navidades, años nuevos, muchos días, tardes y noches juntos. No pasa un día en que no piense en eso o que no tenga un recuerdo o una historia para contar que tenga relación con esos momentos, soy eso, estoy hecho de eso, soy esencialmente eso, soy y estoy hecho de esas historias vividas, son mis tesoros.
Después crecí y fui a la secundaria, entonces encontré amigos nuevos, y no se si debiera decir hice amigos, en fin, creo que es solo gramatical, por ahora, esa cuestión.
Estudiar juntos o sentarnos juntos o encontrarnos en el recreo, hizo que fuera encontrando muchos amigos, después comenzamos a salir los fines de semana y la vereda de casa cambió por las de San Miguel y al rededores. Pero como ese escenario del debut, la vereda y la calle de tierra están ahi, igual que hace 30 o 40 años, permanece inalterable.
(SIGUE pero no lo he podido terminar, demasiada emoción lloro mucho cuando pienso en ello y no me permite seguir... )