jueves, 28 de enero de 2016

El brazo sangriento

A juzgar por el título, puede ser un brazo lastimado, un brazo dañado en un accidente, un brazo herido en una caída más torpe que inútil, pero sin embargo es el llanto del brazo mismo que ruega ser querido, mimado, bien tratado.
El mudo grito de pedido, de rezo, de imploración que el brazo le hace al ser humano. La sangre son las lágrimas que derrama aquel codo que en lugar de incrustarse en el pómulo de un adversario cirucnstancial en un partido de cancha barrosa, o en la vagina de alguna señorita, que entrega su cuerpo por un rato a cambio de viles billetes, o que estuviera a punto de impactar en la humanidad de la anciana que desgarciada e infeliz, que saliendo de su tapera, llena de cucarachas , mugre, arañas, humedad, paredes grices de frituras en grasa, saliendo decía, en busca de una esperanza, una ayuda, una mano que le tendiera alguna persona que se apiade de su miseria, le diera algunos pesos para poder llegar , aunque más no sea, a fin de la semana.
Volviendo al momento en que la vieja abre la puerta, sin siquiera imaginarse que venía esa masa humana lanzada a la carrera, tratando de lograr lo imposible, tratando de alcanzar otra mole de hierro que transporta las mismas miserias de la anciana, pero multiplicado por miles, y reflejado en sus rostros tristes, sucios, cansados, agotados de ser siempre, la variable de todos los ajustes mundiales. Aca voy a hacer un desvio para después volver. Me quedo con esta imagen congelada, ahora que DirecTV me permite pausar en vivo ( y quien sabe algún día me permita pausar la vida misma ... ), decía me quedo con la imagen de un gigante de 115 kgs. corriendo a toda velocidad, tratando de alcanzar el tren que estaba a punto de partir de la estación, una anciana que, con las llaves de su casa olorienta en la mano y una bolsa de plástico, vacía, colgada en la muñeca derecha, se aprontaba para salir, el día lluvioso, húmedo, gris, triste y las caras dibujadas en la ventanillas del tren, que miran el eterno y repetido paisaje diario, el mismo que ven todos los días, sin advertir que sucedería en un instante.
Si bien los ojos de los pasajeros estaban clavados en la loca carrera del "gordito" con barba candado, que intenta disimular su verdadera identidad, el pensamiento estaba en el deseo de cada uno, que imagino será, un celular con pantalla de 10 pulgadas con camara de fotos de 10 megapixeles y la innovadora función de reconocer la cara del perro del dueño, o quizás, el TV LCD para ver ganar el equipo de sus amores, o porque no, en como cagarle al dueño de la fábrica algún producto que le permita hacerse de 100 pesitos, sin culpas, justificandose que trabajan como nadie, durísimo y que son merecedores de varios 100 pesitos... que el "tronpa" les retacea, justificandose en cuanta crisis haya conocido. Que llamativo, no ? ambas partes tienen razones, casi infinitas, para justificar su proceder, el empleado por su lado tiene mil razones por las cuales debería afanar, y el patrón , la misma cantidad de razones, con el mismo objetivo, currarlo.
¿No será que se trata de eso? de chafarle al otro, teniendo razón, para no sentirse culpable.
Bueno, les dejo la duda, amigos míos.
En fin quería solo detenerme en ese instante en donde todos los pasajeros miraban al gordito corriendo, pero en realidad su cabeza estaba en otro lado. Pensando ...
Otra cosa que se me vino a la cabeza es que este obrero de la fábrica que sale de su laburo cansado, triste, amargado, agotado de la misma rutina, que se juega el destino y la ilusión en cada número de la Quiniela... ya tenía su destino marcado y digitado mucho antes de que entrara a trabajar por primera vez a esa empresa, ya alguien había decidido por él que iba a trabajar en un taller , una matriceria, un local, donde sea, ya estaba sentenciado, y lo peor es que el no lo sabía, ya habían decidido su historia sin habersela consultado, ya tenía destino, su ficha se jugó y el no puede decidir que camino tomar, piensen en esto.
Para que la fábrica funcione necesita empleados, que van a cobrar un miserable sueldo, por un laburo duro, demoledor, cansador, que lo harán trabajar 1000 horas extras si la empresa lo necesita, y lo mandará a casa, suspendido o le adelantará las vacaciones si la empresa así lo decide, le dará vacaciones, así vuelve descansado para seguir adelante con su tarea, pero volvamos ... tomará los trabajos más duros, más cansadores, más toscos en forma directamente proporcional al tiempo que ha pasado estudiando. Está condenado a viajar en los mismos trenes por años y años, la esperanza se resume casi a un polvo con su señora y a un gol de su querido equipo el domingo por la tarde, escuchará decenas de promesas políticas y empresariales que va a mejorar su vida, pero ninguna será concretada, volverán a ilusionarlo las próximas elecciones, visita el Carrefour con frecuencia, tratando de sentirse amo y señor, ilusionandose en cada góndola, pero es solo fugaz, corto, el lunes tiene que volver a laburar.
Ojalá que yo algún día pueda decidir mi futuro, y no dejar que se lo timbeen los empresarios e industriales poderosos que vienen a invertir, a darnos migas de las tortas que se llevan. Para eso estoy estudiando, quiero preparar la torta yo, y comermela, compartirla con quien quiera.

Bueno, no la dejemos a la vieja ahí adentro. El tren se mueve, como si le dan un empujoncito de atrás, en ese instante la vieja abre la puerta y el gordito reacciona , la vieja sale a la vereda, girando para cerrar la puerta endeble, con la llave que tenía en la mano. Él no puede frenear, y trata de esquivarla, ella gira la cabeza al escuchar las bufadas de la mole, y ve una estela que pasa por el rabillo del ojo izquierdo, cuando gira la cabeza hacia la derecha, escucha el resbalón de las Topper de tenis blanca sobre la vereda y ve como esa enorme estructura, lucha por mantener la vertical, pero indefectiblemente cae pesasda sobre unos pastos, llenos de mierda, mojados por la lluvia, el brazo raspa largos 2 metros sobre la vereda rota, el tren que sigue tomando velocidad, pero los ojos que miraban la escena, traen al inconsciente del mas allá ( quien sabe donde estaba paseando ) a sentarse con ellos. La escena les despierta una carcajada, el brazo sangra, el tren se va, la vieja se agacha, el gordito le mira la entrepierna y los pechos caídos, arrugados, luego le clava la mirada en los ojos, ella se da cuenta que necesitaba atención, el se da cuenta que no necesita pagar ...
La vieja se incorpora para abrir la puerta, él para demostrarle que la caída no le afecto su virilidad. El brazo pide a gritos que lo mimen. El ahoga el grito para no demostrarle a la vieja que se estrmece.

miércoles, 27 de enero de 2016

Mi cuñado Luis

Todo era color de rosa, la vida me era simpática, sonriente, cariñosa, cálida. El orden estaba en todos los rincones de mi vida, el éxito era mi mejor amigo.
Me sentía el número uno, no había sombras en el horizonte. Era el centro del universo. Nada podía ir mal. Mi familia me admiraba, entre ellos mi suegra me hacía sentir el yerno favorito, me enviaba tortas, llamaba con frecuencia, se interesaba por mí, que más podía pedir, lo tenía todo, tenía la atención de mi suegra.
Una tarde de verano, en la pileta después de impresionar a todos con mis charlas e historias, piruetas, tengo que ir al baño. Al salir del mismo escucho sin querer una conversación, donde mi cuñada confesaba que estaba saliendo con un tal Luis.
Al poco tiempo, Luis aparecía en sociedad. Amable, un tanto tímido. Flaco. No lo veía como un rival de fuste, nada de que preocuparse.
De repente, algo cambió. Los llamados comenzaron a cesar, las tortas se convertían en porciones y luego en mezquinos despojos o sobras. El centro de ese universo comenzó a desplazarse y ese poder de atracción, ese brillo se mudó hacia la figura de Luis, sin estridencias ni maravillas fue conquistando los corazones de mi familia.
Sin importar cuan sofisticados fueran mis comentarios, ya nadie me prestaba atención. Comencé a hacer cosas más histriónicas, más extravangates, tratando de recuperar esa posición perdida. Pero nada de eso dio resultado. Luis con sus comentarios básicos, llenos de vacíos, con gestos primitivos, adustos, ropa simple, siguió, sin proponérselo siendo el más festejado. Se robó ese centro tan amado por mí. Mi suegra lo llamaba y charlaba largas horas, nombraba a Luis por su nombre y se dirigía a mí, simplemente por "él" o "vos" chasqueando los dedos. Todo el tiempo resaltaba las bondades sus bondades, lo que hacía y lo bien que había hecho al dejar otras cosas de lado, todo era perfecto, sus actitudes, sus maneras, sus silencios, sus parcos comentarios, sus tristes miradas, el reflejaba la sencillez, simpleza. Mi familia, esperaba ansiosa la llegada de Luis cada domingo a los asados. Esa disputa era como un puñal a mi amor propio, sentía que el mundo se me venía encima y no podría detenerlo con nada. Ni siquiera podía envidiarlo porque el no sabía que me había robado ese tesoro tan preciado, el reconocimiento de mi familia, especialmente de mi suegra.
Luis, sin saberlo se llevó lo más importante. Todo. Ser el centro de atención de los asados del domingo. Antes solo esperaba ese mediodía para sentirme yo. Pero ahora, ni siquiera soy eso. Quizás lo peor de todo es saber que el ni siquiera se lo propuso, ni lo soñó, ni lo pensó, ni lo planeó, como yo planeaba durante la semana cada frase, cada remera, cada pantalón, cada movimiento de mi cuerpo, cada gesto.
Él simplemente era Luis. Hoy, a la distancia entiendo que ese encanto que trajo fue su mejor "arma" para luchar el cetro tan ansiado por mí, el reconocimiento de mi familia y por sobre todo, el de mi suegra. Su ser genuino me venció. Tan genuino él, que no participa más de los asados familiares. Los asados casi extintos como mi reinado. El tiempo se llevó los recuerdos, pero la tristeza permanece ahí. Con cada timbre del teléfono, corro hacia él, ilusionado de oir la voz de mi suegra, pero el llamado no llega, la ilusión se renueva todos los días. Añoro esos asados, donde mi nombre sonaba en cada charla. Ahí suena el teléfono otra vez, espero que sea un asado más.-


viernes, 18 de diciembre de 2015

Que significa el gol (punto de vista del arquero)


-La pelota se va por línea de meta, saque de arco del equipo local...

Durante mucho tiempo me estuvo rondando en la cabeza, la definición de gol, en general, mis puntos de apoyo son las definiciones, sin ellas me encuentro perdido, son mi brújula en la vida.
De modo que me dedico a buscar definiciones, en este caso, voy a intentar encontrar la definición de gol.
Tareas complicadas si las hay, dado que las definiciones, son, por naturaleza, personales y por ende, puede que la definición que encuentre, no satisfaga al resto. Sin embargo me alcanza si me convence.
Podemos ver a los niños de 2 o 3 años que apenas comienzan a caminar, a mantener el equilibrio, pateando una pelota, el grito de la criatura es sencillamente gol. No es ni pelota, ni patear, es gol. Será por la simpleza de la palabra, por la facilidad de pronunciarlo, con su escazo voculabulario, no lo sé, pero dicen, simplemente, gol.

-Va a patear el guardameta, hoy vestido con camiseta blanca, pantalones y medias verdes, botines negros... Retrocede cinco pasos, se agacha para acomodarse las medias, primero sube la izquierda y luego la derecha, se erige sobre la vertical, hace un gesto con la mano izquierda, como corriendo un velo invisible...

En inglés, "goal" significa, meta, logro. Convertir un gol, es llegar a la meta, lograr el objetivo, es como el premio mayor, es casi lo mismo que para aquel niño que apenas podía caminar, sacar la sortija en la calecita. Luego de tantas vueltas, el premio es la sortija, es el gol.

-Se acerca con una lenta carrera los cinco pasos y patea la pelota hasta el centro del campo de juego, los jugadores forcejean para intentar capturarla ...

Quienes amamos el fútbol, disfrutamos de los goles, tanto como los sufrimos, pero claro está, el festejo de unos, es a su vez, la tristeza rival. Con este concepto casi binario de las sensaciones, donde parece no haber grises, vaya si los hay, quedarían neutralizadas las emociones, pero porque entonces es que amamos algo que pareciera a primera vista ser neutro. Nadie ama el jabón de lavar la ropa o un reactivo para piletas de natación, salvo el o los dueños de las empresas que los producen. En fin, quisiera ir más allá, quisiera llegar a la línea de meta y revisar de que se trata el gol. Y cuando digo gol, me refiero específicamente al gol de un partido de fútbol, de un partido cualquiera, el que se juega en cada potrero o canchita improvisada o el gol del equipo de tus amores.

-La baja de pecho el talentoso chino Cruz, gira, domina el balón. Abre juego hacia la derecha para la proyección del wing...

Pelota mojada y escurridiza, campo polvoriento, pelota pesada, caluroso crepúsculo, arcos de ropa y bolso, arcos de ramas semirectas atadas con alambre, camisetas de 1000 colores, torsos desnudos, transpirados, zapatillas agujereadas, chanfle descalzo. Nada importa si la excusa es el futbol, esposas rezongonas, novias celosas, mañanas heladas, lluvias eternas, canchas poceadas, que importa todo el entorno, si el futbol se está por jugar, y algún gol está por llegar.

-Cerruti amaga ir por afuera, quiebra su gruesa cintura, engancha para adentro y deja descolocado al marcador.

(A mi particularmente me gustan más los goles que tienen una jugada atrás que merezca el premio del gol. Si es de penal, también me gusta, si es de tiro libre, me gusta un poco más.)
Vamos a ponerle un poco de pasto, camisetas, jueces, líneas blancas bien marcadas, arcos, red, banderines, algunos mirando al rededor, pelota bien inflada, y a jugar... un partido de domingo a la tarde, muchas ganas de jugar, el sol cae a pleno sobre el campo, no hay viento, ni nubes, el día perfecto para jugar al futbol, partido con amigos, pero dentro de la cancha, los "amigos" ya no son tales si tienen la camiseta rival.

-El "gordo" Cerruti enfrenta al que viene a cerrar, intenta tirarla larga, pero se arrepiente, levanta la cabeza...

Pitazo del árbitro, comienza el juego.
Partido normal, de ida y vuelta, sin fricciones. 0 a 0 , 17 minutos del primer tiempo. Jugada por la derecha, centro atrás, de arremtida y con tiro bajo, los de rayitas se ponen 1 a 0. Festejo moderado, recriminaciones del equipo liso, se escucha "esa marca era tuya", y contesta el señalado "yo venía tomando al 8 que entraba solo ..." Nadie tiene la culpa, el equipo pierde 1 a 0. Confían en que la "estrella", el distinto, los salvaría. Riki. Una jugada , un amague, un desborde, como tantas otras tardes, los iba a salvar. Riki. El diferente, ese a quien todos se apuran a elegir, ese que supo festejar torneos en los barrios, el mismo que tenía destino de primera, pero por esas cosas que tiene la vida, no pudo o no quiso llegar, ese que soñó con ser ídolo en su club, ese mismo, Riki, digno de ser la figurita difícil del torneo metropolitano del 70 y algo, Riki tenía el as de espadas para manejar el destino del partido.

-Mete la pelota en cortada, al pique de Ardilla, alto, zancudo, mete pique corto, puntea la pelota, y la adelanta, casi entrando al área.

Primero, un tiro por arriba, pasa cerca, "uuuuuhhhhhhhhhhh", se agarraba el poco pelo, aunque un tanto largo.
Después, mete un bombazo que da en el palo derecho y el rebote pega en un defensor, deriva en corner.
Riki, ya empezaba a levantar temperatura, era el tipo de partido que le gustaba jugar. Ya empezaba a hacerse dueño del campo, de la pelota, de las decisiones, nadie la discutía nada. Convencido que pronto iba a llegar el empate, sus compañeros lo alentaban.
"¡¡¡Vamos Riki, vamos ... che!!!", "¡¡¡bien Riki, bien ahí...!!!", "¡¡¡dale Riki, dale, seguí así...!!!".
Riki sabía que podía hacerlo. Estaba plenamente convencido. Disfrutaba esta sensación de saber que en sus pies estaba la posibilidad de dar vuelta el partido. Había un goce extraño, un morbo, una perversión, en jugar a dar ventaja para después el solo ganarlo, y con ello, llevarse la gloria. Riki, ganador de mil partidos, sabía que este no era la excepción.

-Da la zancada con derecha y le queda para la zurda, ojos bien abiertos, mira al arquero, infla sus pulmones, parpadea. El cabello enrulado, mojado en transpiración, cae sobre la frente, y las puntas vuelan como pequeñas serpentinas marrones, medias negras, botines gastados.

El partido avanza, y los rayitas se defienden como pueden, no había nada en juego, era un partido más de domingo, como tantos otros, esos que jamás se borrarán de la memoria, y sellarán para siempre como un conjuro implícito, su eterna amistad. Esos partidos que solidifican y fortalecen los vínculos, más allá del resultado. Es el fútbol el que consolida la amistad. Es la pelota, el sol que atrae a esas almas que rondan solitarias por ahí, como un magnetismo mágico, las atrapa, las absorve, las une. No habría amistad ni amigos verdaderos si no fuera por la pelota. Serían conocidos, o allegados... pero amigos, lo dudo.
Saque lateral para los lisos, Riki recibe de pecho, baja la pelota, gira, con una gambeta corta, limpia a 4 rivales, adelanta la pelota y desde el borde del área le pega, con el empeine derecho, le da de lleno a la pelota, el único destino posible, era el gol, todos los lisos sabían que era el empate. Riki cerró los puños. Ya comenzaba a pensar en el próximo gol. Ya levantaba ambos brazos al cielo.
Parado, en puntas de pie, el arquero, no había intervenido mucho, algunas dudas. La pelota empezó a acelerarse y se dirigía directamente al ángulo derecho en busca de la red, el corazón late más fuerte, la adrenalina se dispara a niveles fuera del rango de medición, los músculos se tensan, el aire ingresa a los pulmones, y los pies comienzan a despegarse del suelo, el cuerpo se inclina copiando la trayectoria del cometa de cuero, el brazo derecho, intenta acariciar el sol, la pelota transita el recorrido en línea recta desde el nivel del piso hasta la unión del palo- travesaño, las 24 miradas (convengamos que el arquero no ve la pelota ) observan desde ángulos y distancias diferentes, cada uno tendrá su versión, su foto, su historia. El arquero vuela en la misma dirección en que se dirije el balón, ya se comienzan a oir las primeras ges, todavía ahogadas, pero listas para ser acompañadas por unas largas oes, muy largas, tan largas como la angustia sostenaida desde que los lisos marcaron el tanto. Quieren gritar fuerte el gol, abrazarse, darse ese impuslo anímico, para mostrarle a los rivales que están vivos en el partido y listos para ganarlo.

-Zapatazo cruzado, a media altura inatajable, se mete en el arco, 4 a 2. Sale por la parte rota de la red.
Ya termina, la pelota se va lejos.

La palma de la mano derecha alcanza a impactar la pelota, ahí, a centímetros del ángulo, Riki incrédulo, seinte que esa palma le dió un cachetazo en la mejilla, un jab en la quijada, ceño fruncido, las ges se ahogaron definitivamente, las oes nunca vieron la claridad del sol y se enredaron en las cuerdas vocales, ni hablar de los embriones eles. Ese cúmulo de grito y desahogo se transformó en bronca e impotencia, los rayitas sin embargo gritaron como si fuera un gol, un golazo.
El arquero cae, abre los ojos, una descarga eléctrica le recorre la espina dorsal, lo deja inmóvil por un instante, la piel se eriza, solo atina a incorporarse, batir un par de palmas, y grita, "vamos, vamos, hay que marcar y cerrar bien ahí..." . Una alegría inmensa lo invade, la sensación es indescriptible, venció a Riki, juega con amigos, disfruta como nadie lo que hace, siente que nació para ello, sabe que muere por jugar cada partido, también sabe que algún día no podrá calzarse los guantes, por eso disfruta mucho más y en silencio, pero con una emoción infinita y con lágrimas que inundan sus ojos, lo que quizás sea una de sus úlimas atajadas.
La pelota de la cancha vecina invade el área, le gritan "arquero, arquero ...", con una breve sonrisa, ojos mojados, emocionado, con la piel todavía erizada, la devuelve. De la otra cancha le agradecen el gesto. La mano duele como si se la hubiera pisado un camión, se estira el dedo mayor hasta hacerlo sonar. Es un dolor como otros tantos, pero, la alegría de jugar con amigos no se empaña con nada. Ni siquiera con el dolor más fuerte. El goce supera todo sufrimiento.

Gol no siempre es cuando la pelota pasa la línea del arco. Para mí, gol es cuando no pasa.

Según el reglamento de Fifa ( página 35 ) http://es.fifa.com/mm/document/footballdevelopment/refereeing/81/42/36/log2013es_spanish.pdf

Gol marcado 
Se habrá marcado un gol cuando el balón haya atravesado completamente la línea de meta entre los postes y por debajo del travesaño, siempre que el equipo anotador no haya cometido previamente una infracción a las Reglas de Juego.











jueves, 23 de abril de 2015

... dedicado a mis amigos

Quiero dedicárselo enteramente a mis amigos. Sin nombres propios, pero quien o quienes lo lean sabrán que compartieron conmigo ese momento único, inolvidable, sublime, mágico... pero por sobre todas las cosas, irrepetible... Ya tengo los ojos cargados de lágrimas.

Desde niño disfrutaba jugar en la vereda, en la calle de tierra, a la bolita o a la pelota, a veces venían a buscarme, y el mágico: "Javiiiiii, vamos a jugar a la pelota ?"  (Ya estoy llorando y no puedo parar... )
Otras veces ibamos a buscar a otros a sus casas... también para ir a jugar o andar en bicicleta. Teníamos varios lugares donde jugar. El campito, la vereda, a la vuelta, el baldío, en lo de tal, a la casa de tal. Todo era jugar y divertirse. Cazábamos sapos y renacuajos en la zanja llena de agua de lluvia.
Cazábamos mariposas, a los policias y ladrones, futbol de vereda, uno contra uno, con pelotita de esponja.
Jugábamos hasta que no se veía más, el sol decía basta, nos sentábamos en la vereda a ver las estrellas, el cielo, lleno de "bichitos de luz", esperando alguna estrella fugaz, mirando la luna y soñando con el futuro. Pasamos carnavales, inviernos, veranos, cumpleaños, fiestas, navidades, años nuevos, muchos días, tardes y noches juntos. No pasa un día en que no piense en eso o que no tenga un recuerdo o una historia para contar que tenga relación con esos momentos, soy eso, estoy hecho de eso, soy esencialmente eso, soy y estoy hecho de esas historias vividas, son mis tesoros.
Después crecí y fui a la secundaria, entonces encontré amigos nuevos, y no se si debiera decir hice amigos, en fin, creo que es solo gramatical, por ahora, esa cuestión.
Estudiar juntos o sentarnos juntos o encontrarnos en el recreo, hizo que fuera encontrando muchos amigos, después comenzamos a salir los fines de semana y la vereda de casa cambió por las de San Miguel y al rededores. Pero como ese escenario del debut, la vereda y la calle de tierra están ahi, igual que hace 30 o 40 años, permanece inalterable.
(SIGUE pero no lo he podido terminar, demasiada emoción lloro mucho cuando pienso en ello y no me permite seguir... )

jueves, 28 de agosto de 2014

A mexican lost in Michigan

Tengo el honor de conocerlo. El nombre es solo una etiqueta, que lo identifica, pero no lo define, el nombre es un accidente, es como la marca que le imprimen los padres al proyecto de persona que ellos idealizan, al final, y de esto estoy seguro, jamás se concretan como lo soñaron o lo pensaron, la individualidad, la libertad, el medioambiente que lo rodean al individuo, van moldeando a la persona.
Lo conozco, y es por eso que lo puedo describir.
Alto, espigado, de corteza dura, machacada por el paso del tiempo, esconde y resguarda un interior tierno. De cara sin expresión, de sonrisa difícil y hasta triste me animaría a arriesgar. Si lo viera en las calles heladas, nevadas de Michigan, diría que es un solitario, tiene ese aspecto de reservado. Pero lo que no puede esconder es su dureza, su rudeza.
Su tierno interior se deja ver en ciertas ocasiones, muy particulares. Lo puede su familia, pero el punto más vulnerable es su nieto. Podría llorar con solo observarlo. Y viendose reflejado él en la criatura, repasando en un segundo toda su vida.
Aprendió a construir esa fria muralla que lo aísla del dolor y del sufrimiento allá en su Mexico natal.
Donde jugaba con  palitos y piedras. Cazaba pajaritos, los mismos que hoy desde el alambre lo observan, pero con un poco de culpa. Las calurosas tardes lo fueron tallando y los desencuentros con su eterno amor lo terminaron de blindar.
Hoy es un perro de caza, infalible, perseguidor, constante, persistente, tosudo, testarudo, tenaz. De olfato agudo, como todo buen cocinero. Vive con su esposa y no tiene amigos sajones. Un poco desconfiado para esas cosas, prefiere confiar en su instinto, ese que nunca lo traicionó. Ni siquera aquella tarde en la que decidió ir a probar suerte al norte. Sabía que estaba para cosas grandes y sentía que tenía que triunfar en otras tierras. Hoy todavía se plantea y se pregunta ¿Qué es triunfar?
Allá fue, con su bolso de lona, que guardaba, unos pares de medias, unas camisas, unos pantalones, remeras, sueños y alguas palabras del ingles.
La vida y la realidad lo golpearon, duro, pero igual se puso de pie, se sacudió el polvo, se acomodó el pelo, juntó todo su honor y su dignidad. Siguio caminando hacia adelante. Desafiando la vida misma. Poco a poco fue encontrando sus recompensas, al tiempo que endurecía su corteza.
Se enamoró y formó una familia. Muchos años después de haber partido de su lugar en el mundo, se encontró por casualidad con un amigo con el que había compartido palitos y piedras, tardes de calor y sueños de niños. Y él le confiesa que siempre supo que triunfaría, que él como nadie, confiaba en el hoy viejo gruñón. Ahí entendió que todos aquellos que le decían, "no te vayas..." "quedate..." "que vas a hacer allá, si ni siquiera saber decir hola..." estaban equivocados, que triunfar se podía y querer es poder, sin importar las adversidades. O mejor aún, deben importar y mucho, pero enfrentarlas y tratar de vencerlas. De eso esta hecho un hombre, de victorias pequeñas, de grandes conquistas, de paz, de honor, de entender las propias debilidades y saber explotar las virtudes.
Osco y bufón, de corazón tierno, el mismo del que ella, su esposa, se enamoró, el mismo personaje, como Dr Jekill y Mr. Hide, ambos lo componen, se integran, cualquiera de ellos puede aparecer en cualquier momento. Hoy lleva el mismo bolso de lona cargado de sueños para regalarlos a sus nietos. Revisandolo minusciosamente, también encontró un palito, aquellos que le recuerdan esas mágicas tardes, lo conectan directamente, con esos olores y sabores de infancia, que jamás podrá olvidar, guarda el recuerdo en un cajoncito de madera, que rara vez abre, lo cierra, mira hacia arriba y una lágrima intenta asomar, aspira hondo.
Es hora de ir trabajar, que chingadera.

lunes, 17 de junio de 2013

Y al final, el Rojo se fue...

Y al final el malo de la película muere. Se hace justicia. El público que abonó su entrada se va satisfecho a sus hogares, porque lo que vino a ver, la imagen del villano vencido se cumplió. Se encienden las luces de la sala, la gente comienza a salir de ese estado en el que pierde la realidad, se estira, se despereza. Revisa la debajo de la butaca, observa al rededor, se sacude el resto de pochoclo adherido a la ropa y abandona la sala, con los títulos todavía desplazándose por la pantalla. El espectador se va. Se escuchan algunos comentarios.
Lágrimas en los ojos. Abrazos, gente que busca explicaciones en el cielo. Miradas fijas, inmóbiles, impávidos, estupefactos, atónitos. Miles de hinchas abrazos por el dolor, cargados de lamentos y desbordantes de bronca. Algo así deben de haberse sentido los hinchas de Independiente. No me alegra el dolor ajeno. No me agrada el sufrimiento del rival. Pero en algún lugar dentro mío siento que no es malo probar el sabor amargo del que te mofaste alguna y varias o muchas veces. Lo lamento. Nunca le deseo el mal ni el dolor al prójimo. Independiente perdió la categoría como consecuencia de constantes desaciertos dirigenciales. Ahora deberá volver como el ave Fénix. Luchar y sufrir. Transitar el camino con dolor, así tal cual como se curan la heridas, con dolor, con sacrificio, con sufrimiento. Hay recompensa al final del camino, pero no es un sendero de rosas, ni mucho menos. Rojo volvé. Pero no solo eso, no le des lugar otra vez al error, no te equivoques, por el bien del fútbol argentino, no le des lugar a los Comparada que te arrastraro hasta el fondo del océano. Nunca más deberías cometer esos groseros errores que mancharon tu nombre, así como tampoco deberías burlarte de los que alguna vez nos fuimos a la B.
Como en una película de terror que recién comienza, el corazón parece salir del pecho, y con esa misma adrenalina deberás jugar cada partido, como si fuera el último. Otra película está por comenzar, tal como lo hacemos con los chicos, elegimos la sala, buscamos la mejor ubicación, el horario más conveniente, las butacas centrales y más alejadas de la pantalla, para disfrutrar la película. Disfrutá del torneo, jugalo con toda la garra, tratá de poner toda la humildad posible, apagá el celular, hundite en la butaca, que otra función está por comenzar, las luces se apagan, aspirá hondo, persignate mirando al cielo celeste y blanco, disponete a jugar al futbol, comienza otra función. Habrán muchos partidos más, muchos campeonatos más tantos, como películas habrá. Comienza la función. Suena el silbato, arranca el partido, disfrute de la pelicula.

lunes, 6 de agosto de 2012

Soja u olivo

Vaya dilema que se plantea. La tan mentada soja, culpable de tantas discusiones, egoísmos expuestos, mezquindades, todos hablan de ella como la reina, algunos la tratan de yuyo maldito y otros de mentora de los grandes avances económicos argentinos. En fin, no es ese el tema que quiero tratar, quiero ir un poco más a la superficie. El planteo que quiero exponer es el siguiente: la soja trae resultados a corto plazo, siembro y a los pocos meses recojo el fruto (dólares), sin embargo en el caso del olivo, siembro y tengo que esperar 7 años (días más, días menos) para empezar a cosechar el verde fruto. Sin embargo una planta puede dar frutos durante 200 o 300 años. La soja... en cambio tengo que volver a plantar al siguiente ciclo.
Quizás la sabiduría de la paciencia tiene premio, y es ahí donde deberíamos refugiarnos, en la paciencia, en la serenidad de un campo de olivos, imagino (no conozco ninguno, pero se que voy a visitar alguno, pronto) que hay aves, no debe haber tanto agroquímico despilfarrado por ahí, más trabajo manual que mega máquinas cosechando día y noche, con la avidez de un compulsivo que busca saciar su necesidad. Es cierto, la soja tiene resultados yá, ahora. Pero castiga a los suelos. El olivo allí paciente, "eterno". Testigo mudo, nos  contará su verdad. Soy más fan (me gusta) del olivo que de la soja. Voto por la paciencia que por los arrebatos impulsivos adolecentes de la soja. Esa es mi imagen, cuando la racionalidad le comienza a ganar a los impulsos es que nos estamos poniendo mas viejos. Allí voy. Sin ser demasiado racional y conservando intacto los impulsos incontrolables de aquella adolecencia que se niega abandonarme, siento que disfruto mucho de una buena aceituna o buen aceite de oliva más que de una insulsa milanesa de soja. El dilema, olivo o soja. Paciencia. Ahi esta el secreto.