domingo, 16 de abril de 2017

Segunda remontada histórica

La noche apenas fresca, el horario anticipado por las vísperas de Pascuas, pero los vicios no cambian. Las mismas llegadas tardes, el eterno armado de los equipos. Todo sigue igual.
Naranjas y blancos, repartidos, peloteando, reunidos en pequeños grupos hablando de bombardeos y lumbalgias, con la misma  seriedad y convicción en cada caso.
Hora de empezar el partido, vos abajo , yo arriba, marcamos uno a uno, gol del equipo blanco. Vamos, vamos que no pasa nada. Vamos... tratan de dar aliento, para minimizar el impacto del primer gol de Nelson. Tibias felicitaciones al goleador.
El equipo naranja trata de manejar el balón , jugando por abajo, con toque, triangulación, falta de reacción, dos a cero.
El esquema parece mantenerse inalterable, toque del equipo naranja, efectividad en el equipo blanco, tres a cero, cuatro a cero, cinco a cero...
Creo que en la cabeza de todos continuaba fresco el partido de la semana anterior. Salvo para aquellos que no lo jugaron o no lo vivieron, ni lo disfrutaron ni lo sufrieron. Pero la mayoría, supongo que lo tenían muy presente.
Seis a cero y la historia volvía a repetirse, calcada, exactamente igual. El desconcierto naranja contrastaba con la alegría blanca. Mínimos cambios, bastaron para que apareciera el primer gol naranja, todo parecía encaminarse a otra remontada histórica.
Pero algo cambió el destino de ese partido, copia del de hace una semana. El equipo blanco no quería que la historia contara por segunda vez una remontada histórica, entonces volvieron al partido y tomaron distancia de ocho goles, trece a cinco, parecía que tendrían que jugar varios partidos para que la distancia se acortara en el marcador. Pero vaya a saber que, algo volvió a cambiar el destino, algo dentro de cada uno de los jugadores de los equipos cambió para que de un trece a cinco , el equipo blanco se pusera catorce a trece, los goles llegaban uno tras otro. Para los más viejos, parecía Arébalo de la Noche del Domingo con Gerardo Sofovich, volver de casi estar vencido en la pulseada a ganarla, de arrebato.
Y así fue, el equipo blanco, pone el empate en catorce. Enrique entra en el cancha, el empate parecía clavado, pero la pelota final, caprichosa, pega, rebota, mordida, lenta, peresoza, entra y hace honor a su color, les regala a los naranjas otra victoria histórica, única, irrepetible, inolvidable. Partidos que quedarán en las memorias de muchos por mucho tiempo, no importa de que color tenían la camiseta, este partido será recordado por mucho tiempo.
Y allí de nuevo, con sonrisa socarrona, casi sobradora, el destino se retira a descansar, más temprano que de costumbre, pero igual de satisfecho, sabiendo que nadie puede escudriniarle la carta que tiene en la manga.
Otro jueves histórico e inolvidable para un puñado de amantes del fútbol, con cena, asado y amigos. Que más se puede pedir, si hasta el destino nos guiña un ojo y nos regala un alegrón de tremenda magnitud.
Gracias. un honor ser parte de este grupo, de este futbol y por sobre todas las cosas, de estas historias inolvidables. Gracias.

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